Aula, agua, hacha, águila, alma, arma, hambre, hada, ave… son nombres femeninos. Por eso el adjetivo que las acompaña es femenino: agua clara; aula magna; águila perdicera; área restringida; hada buena; ave doméstica…
Para evitar dificultades de pronunciación, con estos nombres que empiezan por a- tónica (es decir, cuando el golpe de voz va en la primera a) se utiliza el artículo masculino:
- Las truchas abundan en el agua clara de los ríos de montaña.
- El acto inaugural tendrá lugar en el aula magna.
- La policía encontró el arma del delito.
Con los demostrativos (este, ese, aquel), se debe mantener la forma femenina:
- Esta agua está muy caliente para bañar al niño.
- Esa aula es demasiado pequeña para tantos alumnos.
- Puedes cortar la leña con aquella hacha.
Cuando el adjetivo va delante del nombre, o cuando usamos el plural, se recupera el artículo femenino:
- Levantó el vuelo la hermosa ave.
- La afilada hacha del leñador se clavó en el tronco del árbol.
- Las águilas reales están protegidas.
- ¡Ojalá las aulas estén de nuevo llenas el próximo curso!
Con mucho, poco, tanto, demasiado… debemos usar también el femenino:
- Me comí lo que había en la nevera porque tenía mucha hambre.
- Estos jugadores tienen muy poca alma. Hay que luchar más.
- Nunca he conocido a nadie con tanta aura. Tiene una personalidad magnética.
Si estos nombres van precedidos por un, algún o ningún, pueden utilizarse las dos formas, aunque lo más normal es usar el masculino:
- Carlos tiene un/una arma de fuego del siglo XVIII.
- Seguramente el príncipe fue encantado por algún/alguna hada del bosque.
- En esta zona prácticamente no queda ningún/ninguna ave silvestre.
Suele citarse muchas veces para justificar que “agua es masculino” el refrán nunca digas de este agua no beberé. Hay que considerar que la fraseología y el lenguaje popular pertenecen a la lengua oral y tienen, por tanto, peculiaridades gramaticales que se separan de la norma.